Columna publicada en los escombros del periódico La Catarina

miércoles, 30 de junio de 2010

El opacado ante-bicentenario

El patriotismo es tu convicción de que este país es

superior a todos los demás porque tú naciste en él.

George Bernard Shaw

Una festividad es cuando tú celebras algo que está todo terminado, que sucedió hace mucho tiempo y ahora no queda nada que celebrar más que lo muerto.

Abraham Polonsky

Ciertamente, este día de la independencia se encuentra profusamente opacado por el siguiente, el del próximo año, el bicentenario, no el año previo, ni el de después, extraño fanatismo por los números cerrados.

Hace un par de años, en un congreso celebrado en el Tec de Monterrey Estado de México, Mcluhan Jr. presentó una ponencia, en ella exponía su fuerte creencia en los ciclos históricos, desde el evidente paralelismo entre Roma y Estados Unidos hasta el, también evidente, ciclo centenal de la historia mexicana, o mejor dicho, de la Historia Mexicana.

Aún así, en un lugar donde la celebración pende del pretexto más alcanzable, los 199 años de patria tienen su propio encanto: en Cholula se viven los fanáticos aires de feria que entintan el cielo de pólvora quemada, en Puebla volverá a clamar patria uno de sus gobernantes más convenientemente penosos, además habrá box y todo indica que la selección tiene su lugar asegurado al mundial (aplausos).

Mientras la televisión, tan ridícula ella, no deja de presentar caricaturas de los héroes patrios y termina de pintar arquetipos burdos de lo mexicano.

En los países que fundaron el estado nación, el patriotismo es especialidad de los viejos y la derecha, los cuales suelen estar vinculados aunque aquí en el campus no lo parezca. En cambio aquí el patriotismo, además de ser cursi y vulgar, parece más vinculado a la ignorancia, y es que sólo un ignorante podría estar orgulloso de los cimientos de esta nación.

Por supuesto que, de imponer tanta exigencia a los días festivos estos se dejarían de celebrar, el comercio de banderitas y fuegos artificiales cesaría y la sola mención del día de los inocentes sería una broma de mal gusto. Entonces eso deja dos posibilidades en una pregunta: ¿es más absurdo celebrar una festividad o cuestionarla?

Por lo menos dentro de la academia a nivel superior se procura estar al margen. Afortunadamente en la universidad se aprecia una reluciente ausencia de parafernalia nacionalista y, a menos de que la tengan guardada para el 5 de mayo o el día nacional del PAN, parece no haber muchas intenciones de sacarla. La incongruencia viene a nivel básico, donde la propaganda nacionalista no se inhibe y da un despliegue de marchas y cánticos militares que resulta inconsistente con el largo de la vida escolar.

Pero mientras los antojitos y el pozole se sirvan por montón, el mariachi sople como su última voluntad y el tequila fluya por las gargantas de los comensales, entonces habrá un refugio ideal para todos los mexicanos, luego volveremos a nuestra zanja tricolor a increparnos los unos a los otros, mientras cuidamos de nuestras madres.

Evaristo Galvanduque

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