Columna publicada en los escombros del periódico La Catarina

miércoles, 30 de junio de 2010

Vive México, de verdad


Este pueblo no sabe

México está ciego sordo y tiene hambre

la gente es ignorante pobre y estúpida

necesita obispos diputados toreros

y cantares que le digan:

canta vota reza grita

Jorge Hernández Campos

Los camiones londinenses llevan impresa en su cajón de publicidad la pirámide de Cholula, lo mismo sucede en los espectaculares del aeropuerto de Berlín o con una plana completa de una revista de modas abandonada en una peluquería en Tokio: se le invita a todo aquel que gane en divisas superiores a la nacional a que venga, que venga a usar sus plásticos preciosos y ayude a engordar a nuestros ya gordos magnates (como si fueran nuestros y no al revés).

Vengan pues, franceses en pantalones de Aladino, gringos en flip-flops, españoles de grandes arracadas, pasen a ver los monopolios y las putas con cesárea, los infantes cadavéricos que deambulan en las esquinas, las ratoneras suburbiales (si es que las casetas de cobro son todavía suburbios), las voces oficiales y las familias bien; sean ustedes recibidos por una población huevona, hipócrita, ignorante, racista, diabética, ladrona, violenta, indolente, postrada, desleal, embustera, lánguida, resentida, mentirosa, conformista, jodida, millonaria, mojigata, santurrona, mediocre, vulgar, machista, salvaje, ilegal, retrógrada, priísta, panista, puta, alzada, recogida, arrastrada, ninguneada, violentada, polarizada, antidemocrática; pero eso sí, muy amable al momento de cobrar: la famosísima hospitalidad mexicana. Vengan que serán bien recibidos, vengan que se ha montado todo un espectáculo para ustedes: calles de concreto, iluminación pública, centros históricos remasterizados (sí, como El Exorcista o Star Wars), remojón de aeropuerto, el Caribe a dos patadas, pueblos mágicos – poblaciones museo (con sus muchísimos niños de molde dispuestos a abrazarlos y tomarse una foto con ustedes), drogas accesibles, cerveza Corona al por mayor, y seguridad, mucha seguridad (se mida como se mida ésta).

Sin embargo, un resfriado del subdesarrollo ha sido una pesadilla financiera no sólo para la escuela de verano de nuestra H. Casa de estudios, sino también, y más, para la expectativa de las mucamas, los meseros, los taxistas, las putas, los recepcionistas, los guías que todo-lo-saben, los profesores de español, los latin lovers, los mexican curious, los amigos internacionales, los niños de molde y los palaperos, entre otros muchos para los que la carencia de cabellos rubios, negros enormes y ojos rasgados significa más horas de esclavo por menos papel moneda. Oficios a los que con tiempo, todos deberemos de aspirar.

Claro, esto puede ser sólo una exageración, una tropelía de una columna que no deja de ser local, un disparate desde la quejumbrosa necedad. Por eso mejor pase y juzgue, por eso Vive México, de verdad.


Evaristo Galvanduque

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